Hemos terminado el árbol de los elogios. Todas hemos tenido la oportunidad de destacar las cualidades de nuestras compañeras, haciendo una puesta el valor de todos nuestros recursos.
Los elogios más destacados en nuestro grupo son los siguientes: la simpatía, amabilidad, generosidad, comprensión, espontaneidad, perseverancia, valentía, optimismo, comprensión, humildad, seguridad, autenticidad, amistad, sociabilidad, conciliación. Como veis no escatimamos en poner en lo más alto a nuestras compañeras.
De entre los elogios que nos dijeron las compañeras siempre hay algunos que aceptamos con más facilidad y otros que nos dan más reparo. Aunque a algunas de nosotras somos percibidas por el grupo como mujeres líderes, emprendedoras, con “don de mando”, aceptar estas cualidades siempre nos supone cierta incomodidad.
En el debate que surgió a raíz de esta polémica –la del liderazgo- se planteó la cuestión de que estas cualidades casi siempre han estado ligadas al ejercicio del poder, y que durante muchos siglos este rol ha sido ejercido por los hombres. Por eso pensamos que es importante que nuestras hijas y nuestras nietas desarrollen, a diferencia de nosotras, las habilidades de liderazgo público, las acepten y las ejerzan. Este proceso es un elemento más del empoderamiento de nuestro género.
Todas somos conscientes que hemos desempeñado durante siglos un sólido liderazgo en el ámbito privado (familiar, personal, íntimo) pero que, sin embargo, hemos carecido de proyección pública. Quizás deberíamos tener más presencia pública y saber delegar un poco más en lo privado… Buscar un equilibrio… ¿no?
Somos Frida y Carmen, compañeras del grupo de San Esteban de la Sierra. Nos ha parecio muy interesante vuestra reflexión sobre el liderazgo. Nosotras pensamos que las mujeres necesitamos creernos que valemos y que podemos enfrentar todos los retos que se nos plantean. Tenemos que tener confianza en nosotras mismas. Somos valientes y tenemos coraje.
ResponderEliminarUn saludo